En el mercado de la tecnología hay productos y marcas para todas las necesidades. Cada día que pasa, las tablets van ganando en potencia, mientras que los portátiles se resisten a quedar atrás y aumentan su ligereza.
Por eso no nos extraña que a más de un usuario le surja la duda de si es mejor comprar un ordenador o tablet. Claramente cada opción es mejor para determinadas funciones y tareas, desempeñándose mejor en ámbitos específicos para los cuales sus prestaciones son las ideales.
Aunque ya habíamos hablado sobre el tema brevemente en nuestro post sobre qué es mejor una tablet o un portátil para estudiantes, en este artículo profundizaremos sobre las ventajas y desventajas de cada dispositivo, lo mismo en un entorno de ocio como de productividad.
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A la hora de decidir entre un equipo u otro, hay que tener bien claro que no existe tan solo una diferencia entre tablet y ordenador portátil, sino que en realidad son dos equipos que difieren tanto en su construcción, como en sus especificaciones, aunque en ambos se manejen términos de procesador, memoria RAM, almacenamiento y rendimiento.
Pero para ilustrar más claramente estas divergencias, veamos qué las caracteriza en cada apartado:
Una laptop se compone de una pantalla y un teclado, y en dependencia de su tamaño, que puede ir desde las 12 hasta las 20 pulgadas, incorporará más o menos accesorios: trackpad, altavoces, puertos USB, puerto HDMI, slot para tarjeta SD, jack de audio para auriculares, etc.
Sin dudas, no importa el tamaño que tenga un portátil, este siempre tendrá un espacio suficiente para escribir de forma cómoda gracias a la amplitud para la ubicación de las teclas. Por otra parte, los tablets solamente constan de una pieza, la pantalla táctil que puede ir desde las 7 a las 10 u 11 pulgadas en promedio, aunque en ocasiones encontraremos tabletas más grandes, pero las cuales tienden a ser de uso profesional.
Sin dudas, en materia de portabilidad, la tablet gana con creces debido a su tamaño que le permite entrar a cualquier bolso. Eso sí, para trabajar edición de fotos y videos, así como para escribir durante varias horas, esta reducida dimensión resulta ineficiente.
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Los componentes de un ordenador han sido diseñados para ser lo suficientemente ligeros y pequeños como para caber en un diseño que resulte portable: No son pocas las opciones en el mercado que combinan ligereza y potencia.
Sin embargo, nunca ganará en ese sentido a una tableta cuyos componentes se asemejan más a los de un smartphone, y su mayor peso puede que lo aporte el material de la carcasa y el panel.
Muchos amantes de los ordenadores portátiles podríamos afirmar que hay modelos de sobra para probar lo contrario, pero hay que admitir que cuando hay que llevar un equipo al colegio o al trabajo diariamente, y hay que caminar, ir en bici o valerse del transporte público, esas pocas libras del portátil se sienten tras 8 horas el doble de pesadas.
La cuestión del rendimiento es una muy polémica, puesto que depende en gran parte de la experiencia de cada persona, el uso que le da cada equipo y sus referencias previas. Hemos escuchado más de una vez algunos usuarios que afirman que el último iPad Pro es mucho más rápido y potente que su ordenador de sobremesa, o que un portátil Microsoft Surface no tiene nada que hacer frente un Macbook Air.
Lo cierto es que más allá de la tecnología y la marca, un factor muy importante que suele influir en que el rendimiento de una tableta sea menor que el de un portátil es el microprocesador y la memoria RAM, en conjunto con el tipo de almacenamiento.
Mientras que una tablet con procesador de ocho núcleos y memoria RAM de entre 4 y 6 GB suele ejecutar más de una tarea con fluidez, sin lags perceptibles y permitiendo ejecutar apps de última generación y gran exigencia sin problemas.
Las cosas cambian con un portátil, que suele contar con un procesador de dos núcleos y cuatro hilos, pero que requerirá un mínimo de 8 GB de memoria RAM para lograr un performance adecuado en tareas de edición, renderización, programación, etc.
En conjunto con un disco duro de estado sólido (SSD) que acompañe a ese microprocesador para lograr responder sin retardos en los programas más exigentes.
Por supuesto, influirán grandemente la calidad de los componentes y su gama, pues no es lo mismo una tablet con procesador de ocho núcleos MediaTek que una con procesador Snapdragon 865.
El almacenamiento rara vez repercute en el performance de una tablet a menos que no haya un mínimo de espacio disponible en el mismo. Sin embargo, como puedes haber notado en el apartado anterior, el tipo de disco duro, si es HDD o SSD, sí qué marca una diferencia en las velocidades de transferencia de datos y la ejecución fluida de determinadas apps.
Más allá de su desempeño, las tablets suelen tener un almacenamiento interno de 16 GB, 32 GB, 64 GB o 125 GB, que puede expandirse en muchas ocasiones mediante una tarjeta microSD. Por su parte los portátiles, incluso los más económicos, cuentan con un espacio de entre 500 GB y 1 TB.
Mientras que la mayoría de tablets cuentan con alguna versión del sistema operativo Android (o iPad OS en el caso específico de los iPads), la mayoría de portátiles cuenta o bien con Windows, Linux o ChromeOS.
Para quienes crean contenido multimedia, los sistemas operativos de los portátiles se ajustan más a sus exigencias y hacen más cómoda la productividad. Por otra parte, quienes limitan su uso de los dispositivos móviles al ocio y los videojuegos, sin dudas el ecosistema Android les resulta más fácil e intuitivo.
En este punto, hay que admitir que a los portátiles les falta mucho por mejorar. Pues los portátiles de gama media brindan entre 3 y 4 horas de autonomía. Mientras que el promedio de las tablets incluso de gama de entrada es de 8 horas de uso intensivo, o más si se usan de forma intermitente.
Por último, pero no menos importante se encuentra el precio: una laptop como mínimo cuesta 300 euros, mientras que existen tablets con muy buenas prestaciones por un precio de menos de 200 euros. Lo positivo del precio de la laptop, es que ya incluye el teclado, trackpad y si es táctil, podrás usarlo de forma tan portátil.
Mientras que al comprar una tablet, en ocasiones tendrás que adquirir el resto de accesorios si quieres darle un giro más productivo, y no olvidar el cover y la mica para evitar golpes, roturas y rayones.
Las tabletas son más adecuadas para aquellas personas que necesitan trasladar información o completar informes "in situ" y subirlos de inmediato. Por su portabilidad y posibilidades de conexión, son mucho más adecuadas para este tipo de actividades.
Asimismo, si el uso es para ver contenido, revisar el correo u otras redes de forma puntual, navegar o editar contenido ligero, las tablets brindan gracias al sistema operativo Android una mayor cantidad de aplicaciones con distintas funcionalidades para realizar esas tareas de forma efectiva.
A continuación, te mostramos las mayores ventajas y desventajas que tiene una tablet:
Al comparar un portátil con una tablet, el primero es mejor si tu interacción con los dispositivos tecnológicos tiene un perfil más productivo. Los portátiles permiten ejecutar aplicaciones que difícilmente funcionarían de forma fluida en una tableta.
Al mismo tiempo tienen una mayor capacidad de multitareas y es mucho más sencillo trabajar con ellas en el regazo que con una tablet, cuyo tamaño hace que se nos pueda escurrir o que no tenga la suficiente estabilidad sobre superficies irregulares como nuestras piernas.
Para poner todos los puntos en contra y a favor, te dejamos los más importantes a la hora de valorar la compra de un ordenador portátil:
En definitiva, al hacer una comparativa entre tablet vs portatil, sin dudas no habrá un ganador absoluto.
Por el momento los nichos a los que se dirige cada producto están bien definidos, así que solo resta aconsejar que tengas estas características, ventajas y desventajas en cuenta a la hora de decidirte por uno u otro.
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