La tecnología avanza a un ritmo exponencial y tiene un impacto indiscutible en todos los aspectos de nuestra vida. Sin embargo, su repercusión en la psicología implica una dualidad, puesto que cada día influye más en la vida de las personas y por ende, ocupa un espacio más relevante en los estudios sobre su uso, abuso, beneficios y aspectos negativos.
En este artículo, tocaremos aquellos aspectos en que la tecnología y la psicología interactúan, al tiempo que veremos el impacto de la tecnología en la psicología (tanto positivo como negativo).
El Internet y los dispositivos electrónicos han tenido uno de los mayores impactos en la sociedad en su conjunto, pero también tienen un enorme efecto en las interacciones sociales de los usuarios, lo que a su vez influye en su salud mental.
La red de redes traspasa tanto las fronteras de la cultura y la clase social, así como los grupos de edad. Cualquiera puede utilizar el Internet desde cualquier lugar, pero no todos comprenden su uso por completo y por ende, tampoco sus riesgos.
No caben dudas de que Internet se ha integrado en la vida de las personas de tal manera que cambia su forma de hacer las cosas, de interactuar con los demás y de ver la información. Seguir los hábitos desarrollados al utilizar Internet podría acarrear problemas al intentar adaptarse a las interacciones sociales “reales”.
Sin embargo, vincular las relaciones online y offline puede permitir a los usuarios participar más que nunca en sus comunidades. Veamos, antes que nada…
Recientemente en los estudios psicológicos, se han comenzado a utilizar distintas tecnologías por parte de los investigadores para recoger datos de los participantes, realizar estudios y ver las reacciones de los sujetos.
Estas tecnologías ayudan a los psicólogos a estudiar el comportamiento humano en una serie de condiciones diferentes, que no podrían probar fácilmente de otro modo. Por ejemplo, en lugar de comprobar la reacción de una persona ante el miedo simplemente reproduciendo un video o película, los científicos pueden ahora utilizar la tecnología de realidad virtual para que parezca que está experimentando un miedo real.
Este tipo concreto de tecnología se ha integrado en otros tipos para simular situaciones concretas o ver la reacción de un sujeto sin filtrar. Muchas otras tecnologías se integran para realizar un estudio más completo, por ejemplo las tecnologías que controlan el ritmo cardíaco y los niveles de sudoración, así como el registro de los movimientos oculares.
Además están los recientes avances en neurociencia, como las técnicas de neuroimagen, que han sido otro cambio provocado por las nuevas tecnologías y que están revolucionando la relación entre la psicología y la tecnología: la neuroimagen se utiliza para estudiar las funciones cerebrales, las emociones o los trastornos mentales[1] midiendo la actividad neuronal durante tareas específicas.
Por ejemplo, la fMRI (Resonancia Magnética funcional) puede mostrar qué parte del cerebro está activa mientras se realiza una tarea; el EEG (electroencefalograma) registra las ondas cerebrales de un individuo; y la espectroscopia funcional del infrarrojo cercano (fNIRS) muestra qué partes del cerebro trabajan con mayor intensidad durante diferentes tareas.
También se ha utilizado para ayudar a evaluar el procesamiento del lenguaje en bebés que pueden tener riesgo de padecer un trastorno del espectro autista.
Por ende, podemos concluir que la tecnología permite ahora a los científicos acceder a información que antes era imposible de obtener, ya que no era posible controlar todos los factores externos que podrían afectar a la mente humana.
Ahora bien, a pesar del potencial de la tecnología para las relaciones sociales, la realización personal y la superación, los psicólogos no dejan de estudiar y advertir sobre el impacto negativo de la tecnología en la vida de las personas.
En los últimos años ha aumentado el ciberacoso y el sexting, porque estas actividades son cada vez más fáciles con las tecnologías modernas. La tendencia de algunas personas es ignorar problemas como el acoso o la intimidación hasta que se convierte en algo físico, cuando en realidad es importante enfrentarse a ello en cuanto empieza.
Por otra parte, el uso intensivo de la tecnología en niños y el tipo de distracción que esta ofrece, puede ocasionar un descenso en el nivel educativo: así afirma un reciente estudio llevado a cabo por profesores y psicólogos. Sin embargo también anotan que no es el uso de la tecnología "per se" el causante del problema, sino las razones por las cuales los padres están brindando a sus hijos acceso a un smartphone o tablet a muy temprana edad. Como por ejemplo, mantenerlos calmados en reuniones sociales, evitar malos comportamientos o tenerlos ocupados mientras ellos mismos utilizan sus smartphones.
Otro de los grandes problemas que la tecnología ha traído consigo, y que preocupa a los psicólogos es la adicción: actualmente tienen mayor tasa de incidencia la adicción a las redes sociales[2], a la pornografía online[3] y a los videojuegos. Tanto es así, que hace poco tiempo, la OMS incluyó el trastorno por videojuegos[4] dentro de su lista de enfermedades mentales en vigor.
Aunque el uso de las redes sociales se ha relacionado con la depresión, no hay pruebas de que la depresión lleve a las personas a ser más activas en Internet, según un estudio reciente realizado por psicólogos de la Universidad Estatal de Florida [5](FSU) y publicado en el Journal of Social and Clinical Psychology. El estudio también reveló diferencias entre las distintas plataformas de medios sociales, ya que los usuarios de Facebook declararon mayores niveles de depresión que los de Twitter o Instagram. Sin embargo, esto podría deberse a que el tipo de personas que utilizan Facebook tienen más probabilidades de estar deprimidas en general en comparación con otros usuarios de las redes sociales.
A pesar de que los psicólogos son conscientes de los efectos negativos de la tecnología en la calidad de vida de las personas, aún buscan constantemente formas de maximizar sus beneficios minimizando los inconvenientes. Por tanto, la estrecha relación entre los psicólogos y la tecnología, seguramente continuará en el futuro.
[1] Frewen PA, Dozois DJ, Lanius RA. Neuroimaging studies of psychological interventions for mood and anxiety disorders: empirical and methodological review. Clin Psychol Rev. 2008 Feb;28(2):228-46. doi: 10.1016/j.cpr.2007.05.002. Epub 2007 May 23. PMID: 17602811.
[2] García del Castillo, José A. ADICCIONES TECNOLÓGICAS: EL AUGE DE LAS REDES SOCIALES Salud y drogas, vol. 13, núm. 1, -, 2013, pp. 5-13 Instituto de Investigación de Drogodependencias Alicante, España.
[3] De Alarcón R, De la Iglesia JI, Casado NM, Montejo AL. Online Porn Addiction: What We Know and What We Don't-A Systematic Review. J Clin Med. 2019;8(1):91. Published 2019 Jan 15. doi:10.3390/jcm8010091.
[4] https://www.who.int/news-room/questions-and-answers/item/addictive-behaviours-gaming-disorder
[5] A systematic review: the influence of social media on depression, anxiety and psychological distress in adolescents. Keles B, McCrae N, Grealish A. Int J Adolesc Youth. 2019;25:79–93.
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